Mari Carmen García López es enfermera especialista en Enfermería Pediátrica que trabaja en la Unidad de Oncohematología Pediátrica del Hospital de Día Pediátrico del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Tal y como apunta, su trabajo es absolutamente vocacional. Comenzó a trabajar en hospitales como auxiliar de clínica con 17 años y mientras lo hacía siguió formándose hasta lograr graduarse y obtener la especialidad en Enfermería Pediátrica. Además, hace tan solo unos días acabó su master de Cuidados Paliativos Pediátricos.
¿Cómo llegas al área de oncología pediátrica y porqué decides dedicar tu vida laboral a estas niñas, niños y sus familias?
Mi llegada a esta área fue algo circunstancial ya que comencé en Pediatría tras una mala experiencia en la UCI de adultos en la que estaba. Una vez que comencé a trabajar con los niños me di cuenta que era algo que me gustaba de verdad y decidí hacer la especialidad.
Tras pasar por varios servicios dentro de Pediatría, desde el mayo del año 2017 trabajo con niños oncológicos y es algo que me hace sentirme muy plena. Tanto es así que, además de pasar mis horas de trabajo con ellos, también colaboro con la asociación Bicos de Papel acompañando a los niños y a sus familias en diferentes actividades que organizan fuera del hospital a lo largo de todo el año.
¿Cómo es tu día a día? ¿En qué consiste tu trabajo?
Mi trabajo comienza muy temprano cada mañana en la planta de hospitalización para comprobar con mis compañeras del turno anterior como han pasado la noche los niños ingresados. Aunque parezca algo muy simple, esta comunicación es muy importante porque en el caso de estos niños no es suficiente con revisar lo que pone en los informes, es necesario saber también otro tipo de cosas como puede ser el estado de ánimo del niño o de la familia, por ejemplo.
Tras conocer estos detalles me voy al Hospital de Día y allí me encargo de atender a los niños realizando analíticas urgentes para tratamientos, curas de vías centrales, etc. Además, dedico un tiempo muy importante a escuchar a los niños para entender que es lo que necesitan y poder ofrecérselo. Es básico entenderlos y adaptarnos a ellos y sus tiempos. Hay ocasiones en las que para poder hacer un pinchazo en niños tienes que ponerte a su nivel y entrar en su juego y lograr desviar su atención de lo que estás haciendo.
¿Qué cualidades cree que debe de tener una persona que quiera dedicarse a este tipo de enfermería?
Para mí lo más importante es que te guste lo que estás haciendo y que lo hagas por vocación. Yo creo que este es un trabajo que necesita mucha empatía, paciencia y amor. Además, las circunstancias de este servicio hacen que debas ser una persona asertiva, con capacidad de comunicación y para trabajar en equipo, que sepa escuchar y que sepa gestionar tanto sus emociones como las de los niños y sus familias.
Además, también es preciso ser consciente de la multiculturalidad que existe actualmente para tratar con respeto y comprensión a todas las culturas y religiones. Y este respeto también hay que saber mostrarlo al niño y a las familias en sus decisiones, sobre todo a los niños. En ocasiones puede haber niños de 11 o 12 años, con una madurez asombrosa debido a sus circunstancias, que son conscientes de que no van bien y que se están apagando poquito a poco y deciden que no quieren continuar tratándose. En estos casos es esencial que la enfermera esté ahí apoyándolos y entendiéndolos.
¿Cuál consideras que es el aspecto más positivo de tu trabajo?
Los niños oncológicos y sus familias son muy alegres y tremendamente agradecidos. Me emociono pensando en esta respuesta porque el cariño que sientes con estos niños es tan grande que te dejan sin palabras… se crea un vínculo muy especial y sin pretenderlo te conviertes en una persona muy importante para ellos y en un punto de referencia.
Además, siempre te dan todas las facilidades que necesitas para poder trabajar porque tú eres su punto de referencia y la persona en la que más pueden confiar dentro del hospital. Te llegas a convertir en la confesora de los pacientes y de sus familias y estás con ellos en las buenas y en las malas.
¿Y el más negativo?
Evidentemente el aspecto más negativo de mi trabajo es tener que enfrentarte a situaciones que no tienen solución y a la pérdida de un paciente. Esto es algo muy frustrante y decepcionante pero con el tiempo he aprendido que cuando esto sucede es porque no podemos evitarlo y entonces cambio el chip y comprendo que yo estoy ahí por algo y lo que tengo que hacer es estar al lado del niño y de su familia, acompañarlos y hacer que este proceso sea lo más llevadero posible con mucho cariño.
El hecho de que lo que estás haciendo sea algo vocacional ayuda mucho en estos procesos.
Las enfermeras y enfermeros entablan en el día a día relaciones de confianza con las familias, ¿cómo te enfrentas a las malas noticias? ¿de qué manera acompañas a las familias y a los menores?
Como decía, las malas noticias son lo más negativo de este trabajo y para poder enfrentarse a ellas lo primero que tienes que hacer es darte cuenta de que no está en tus manos cambiar lo que está ocurriendo. Cuando has asumido esto, lo más necesario es entender que lo que tienes que hacer es todo lo posible para que el niño esté bien. También es importante no mentirles nunca y estar ahí para disipar las dudas que puedan tener.
¿Has necesitado alguna vez apoyo psicológico debido a los casos que atiendes?
Saber enfrentarse al duelo es algo muy complicado y necesitamos mucha formación en este sentido y también apoyo psicológico para gestionar tanto nuestras emociones como las del niño y su familia. Además, es importante que al salir del trabajo tengamos una vida familiar y social rica que te permita sentirte plena y poder afrontar el día siguiente con estos niños.
¿Qué haría falta mejorar en esta área?
Lo primero que necesitamos tanto en esta área como en toda la profesión es aumentar la plantilla y solucionar el tema de la eventualidad porque esto es algo que repercute en la calidad asistencial. Además, es preciso que se nos ofrezcan más horas de formación para saber cómo apoyar a los pacientes, cómo hablar con ellos, cómo debemos decir las cosas, etc
¿Recomendarías a otros profesionales trabajar en oncología pediátrica?
Sin dudarlo. Si tienen mano para los niños y las cualidades necesarias yo los animo.